Por primera vez en la historia de la seguridad vial en Francia, la barrera simbólica de los 5.000 accidentes mortales podría no cruzarse este año. El objetivo indicado por el Gobierno podría alcanzarse, o al menos rozarse. Antes de las fiestas, Dominica Perben, Ministra de Transportes, hizo un llamamiento a la prudencia. Durante el fin de semana de Noí«l, diez personas encontraron trágicamente la muerte al volante, un drama que destaca aún la necesidad de seguir siendo vigilante.
En tres años, el número de muertos en las carreteras, en cualquier caso, cayó más del 32% y el de los heridos en casi 30%. La mortalidad disminuyó tanto como durante los 17 años anteriores. Se ve pues el cambio de dirección. A golpes de radares y retiradas de puntos, la seguridad sobre las carreteras hexagonales finalmente ha progresado, "se salvaron más de 6.000 vidas y se evitaron 100.000 heridos" en tres años "gracias a la vigilancia y a la prudencia de los Franceses", destacó el jefe del Estado, a finales de octubre, en los segundos Estados Generales de la seguridad vial.
Se endurecieron los textos
La seguridad vial en efecto se creó al hilo de las obras presidenciales hace cerca de tres años, en el mismo concepto que la lucha contra el cáncer y la política en favor de las personas minusválidas.
Desde el Gobierno no se relajó los esfuerzos: las estadísticas de la carretera son una preocupación constante no sólo al Ministerio de Transportes, sino también a Matignon. El verano pasado, la subida del número de muertes en el mes de julio (+ 7% con relación al año anterior) alertó la vigilancia del Primer Ministro. La idea de una "pausa" en la instalación de los radares, emitida en la primavera por Dominica Perben, está ya bien lejos... ya se programan 500 nuevos aparatos para el próximo año.
Los famosos radares automáticos hicieron su primera aparición en 2003, la víspera de las grandes salidas del Todos los Santos. Pero, progresivamente, los automovilistas aprenden "a levantar el pie". "El cinturón de seguridad hizo un clamor de indignación cuando se impuso en los años 70?, destaca a Rémy Heitz, delegado interministerial para la seguridad vial. "Desde entonces, entró en las costumbres. De la misma forma los radares comienzan a aceptarse", asegura.
Los textos se endurecieron, y la práctica judicial con los tribunales, ven desfilar cada semana a decenas de personas detectadas por "conducir en estado de alcoholemia" - la CEA en jerga judicial. Los etilómetros ubicados en los coches de policía permiten controles más frecuentes y el tipo de alcoholemia tolerado bajó. Al otro final de la cadena, los entarimados siguieron: para numerosos conductores reincidentes, la conducta en estado de alcoholemia lleva regularmente a penas de prisión. Signos de los tiempos, los propios magistrados se habían adelantado a la ley y habían decidido, antes de 2003, no conceder "permisos blancos" a los conductores condenados por graves delitos - una autorización que les permitía tomar el volante solamente por razones profesionales. El número de anulaciones de permiso por falta de puntos restantes también les estalló.
Este año, los últimos estudios científicos han abierto nuevos horizontes a las autoridades, destacando el vínculo entre mortalidad al volante y consumo de drogas. A pesar de la ley de 2003 que penalizaba el uso de estupefacientes al volante, la toma de cannabis en los jóvenes conductores se multiplicó por dos entre 2001 y 2004, según un reciente estudio. Ahora bien, si las fuerzas de policía adquirieron la experiencia de la detección del alcohol al volante, no es así mismo para el cannabis. Se practicaron diez millones de controles de alcoholemia este año, contra solamente menos de 13.000 para la detección del cannabis...
Prueba salival
Actualmente, la única prueba disponible es una prueba urinaria, que no es fácil de practicar en las carreteras. La Delegación interministerial para la seguridad vial cuenta con la puesta a punto, para 2006, de una prueba salival que permitiría reforzar los controles.
Dos extensos proyectos siguen estando abiertos para 2006. El Gobierno quiere luchar contra los accidentes con víctimas jóvenes. Mientras representan un 13% de la población francesa, los menores de 24 años constituyen cerca del 30% de los muertos en carretera. Los motociclistas serán también objeto de una vigilancia reforzada.