Para reducir la rapidez con que se mueven los coches no sólo hace falta disminuir las velocidades permitidas en las diferentes vías, sino que también es necesario comprobar que las restricciones se cumplan. El último método usado para alcanzar este fin ha sido el de los radares fijos, que ya se han convertido en un dispositivo común en las grandes vías españolas. La implantación de estos aparatos ha provocado polémica, no sólo dentro de nuestras fronteras, sino también en el Reino Unido. De hecho, el último número de British Medical Journal ha dedicado varios artículos al tráfico. En uno de ellos, investigadores de la Escuela de Salud de la Universidad de West England, han realizado un meta análisis en el que han constatado si los radares reducen la incidencia de accidentes en las vías donde son colocados.
Según los investigadores, las cámaras son efectivas y reducen el número de accidentes graves, muertos y alcances que se producen en las vías donde funcionan.
"Los médicos deben tener una opinión formada en este campo, ya que el tráfico es un problema de salud pública", han comentado los investigadores. "Esta medida de control es muy controvertida en todos los países donde se implanta. Existen numerosas voces que opinan que los radares no son efectivos para reducir en número de fallecidos".
El estudio analizó la incidencia de los radares en tres aspectos: número de colisiones, heridos y muertes. Se analizaron los datos disponibles desde 1992 hasta 2004 de estudios en los que se analizaron tanto radares fijos como móviles.
El análisis detallado de las investigaciones mostró una reducción de las colisiones en las vías controladas por radares. Esta disminución fue más patente en las inmediaciones de las cámaras. Sin embargo, las reducciones no fueron uniformes, ya que los resultados fueron distintos según la clase de estudio. Los accidentes se redujeron entre un 5 y un 69 por ciento; las colisiones, entre un 12 y un 65 por ciento, y los heridos, entre el 17 y el 71 por ciento. Los investigadores achacan las diferencias a que los programas para la prevención de accidentes no sólo se basan en radares sino que influyen otros factores como las campañas de educación.