Una persona en estado ebrio al volante es un potencial peligro que debe ser atajado por todos los medios. De ahí, que las propuestas de los guardias civiles asturianos y los especialistas en Medicina Legal de acabar de forma radical con los índices de alcohol para poder multar resulta lógica y, cuando menos, digna de ser abordada en profundidad.
Cualquier tema relacionado con la limitación del consumo de alcohol suele concitar rechazos airados, pero resulta mucho peor tener que llamar de madrugada a una familia para comunicar un fallecimiento por un accidente causado por ese motivo. Lo valiente no es la permisividad, sino la búsqueda de soluciones, aunque sean impopulares para acabar con una sangría humana que hará del 2003 un año trágico.