JOSÉ CEZÓN/MUNCÓ (SIERO)
EL ESCENARIO. Uno de los vecinos afectados observa la carretera en la que se compite de forma ilegal./ PABLO NOSTI
Resulta difícil imaginar que uno de los parajes más acogedores del concejo de Siero se convierta cada año por estas fechas en el escenario de numerosas carreras de coches clandestinas. La carretera AS-248, Gijón-Pola de Siero, en el tramo comprendido entre la capital polesa y el núcleo de Muncó, sufre durante un mes la invasión de «terroristas al volante», como los define un veterano comisario de varios rallies asturianos.
Muncó no es un caso aislado. Representa un ejemplo más de una práctica extendida desde hace unos años en Asturias, que consiste en conducir por la noche a una velocidad temeraria por las mismas carreteras donde se celebrará días después una prueba automovilística del calendario oficial.
Esas prácticas ilícitas atraen a su vez a numerosos jóvenes en las márgenes de la carretera, que acuden a vitorear a los 'competidores'. Varias fuentes consultadas han declarado que lo que sucede en Muncó es extrapolable al Infanzón y Peón (en Gijón) Pravia o Morcín, por citar algunos ejemplos.
La Unión Profesional de Guardias Civiles, la primera asociación nacional formada por agentes en activo, alertó esta semana de la situación, que califican como «no sólo un problema de seguridad vial, sino también de seguridad ciudadana». La asociación lamenta la pasividad de la Administración -Delegación del Gobierno, Ayuntamiento de Siero y Tráfico-, ante estos hechos.
Un testigo presencial aseguró a este periódico que en la noche del viernes 9 de mayo -la víspera de la Subida a Muncó- algunos jóvenes congregados en las márgenes de la carretera llegaron incluso a apedrear a una patrulla de la Guardia Civil que circulaba por el lugar. Ese día y las noches precedentes se contabilizaron varias salidas de vía de vehículos particulares, aunque sin que se levantaran atestados. La propia Unión de la Guardia Civil admitía su impotencia y el riesgo físico que llegan a correr los agentes cuando se acude a vigilar esas carreteras con un escaso operativo.
Hace dos años, un joven poleso que regresaba por la noche a su casa desde Gijón, y que cometió el 'error' de hacerlo por la AS-248, fue objeto de un zarandeo dentro de su vehículo por parte de un grupo incontrolado.
El alcalde de barrio de San Martín de Vega de Poja (Siero), Gabriel Díaz, comenta que las carreras clandestinas «vienen de muy atrás». «Los días antes de la Subida a Muncó, la gente se calienta», añade, pese a que asume que, hasta el momento, él no tiene conocimiento de que existan denuncias.
«¡Ahí va la pasma!»
Algunos vecinos de la zona se muestran algo reacios a ofrecer sus testimonios, quizás por miedo a posibles represalias. Sin embargo, el propietario de una de las fincas más dañadas por la afluencia de espectadores nocturnos ofrece datos precisos: «Suelen hacerlo las noches de los viernes desde un mes antes de la carrera, entre las diez y media de la noche y las tres de la mañana», apuntó. Y, según explicó, esta moda se ha intensificado en los últimos cuatro años. Al margen de que no les dejan dormir, esta vecino lamenta los destrozos que provocan cada año en su finca y, sobre todo, en los cierres. «¿A mí quién me lo paga?», se queja con amargura. Otro vecino de La Cabaña responde con una sonrisa entre irónica y de resignación a la hora de apuntar posibles soluciones. «Van con los móviles esos y se avisan unos a otros: '¡Ahí va la pasma!'; otras veces escapan por la carretera de Samartino».
LA SOLUCIÓN: PATRULLAS DE PAISANO
J. C. D./SIERO
«Ni son aficionados, ni pilotos, ni nada; son 'gansters' y terroristas con un volante en la mano que, además, suelen conducir borrachos y sin conocimiento». Quien así se expresa es un veterano comisario de las pruebas automovilísticas más importantes de Asturias, que prefiere mantenerse en el anonimato.
Él aporta una solución para atajar estas prácticas tan temerarias. «Que vayan guardias civiles de paisano, que tomen las matrículas de los coches y luego venga la patrulla a detenerlos; nosotros somos los primeros interesados en que se les quiten el carné a estos impresentables», asegura. Este método funcionó con éxito en Morcín, según explica.
En términos parecidos se pronuncia el presidente del Club Automóvil Siero, Constantino Pérez, organizador de la tradicional Subida a Muncó. «Pedimos que tomaran medidas y que mandaran más policía, pero no nos hacen ni caso; nosotros no tenemos la culpa, pero después somos los más perjudicados», se queja. La Administración tiene ahora la palabra.