Esta es la primera vez que el Ministerio Público acusa de homicidio a un conductor en Lleida por correr demasiado. Hasta ahora, habia logrado condenas por homicidio para conductores ebrios.
Las familias de los dos jovenes que resultaron muertos y los tres heridos piden para él acusado penas mas elevadas. En uno de los casos, cuatro años de cárcel y seis de retirada de carnet, el máximo que permite la ley.
El accidente se produjo a las 6.30 horas del día 15 de abríl de 2001, domingo de Resurrección, cuando cinco jovenes andorranos viajaban de La Seu al Principat en un Toyota Land Cruiser que conducía M.O.
En una curva, el conductor perdío el control del todoterreno, que inició un mortifero intinerario. Segun un informe de los Mossos, chocó con una valla de cemento del carril izquierdo 18 metros antes de salir despedido a 59 km/h, abrir un socavón de un palmo de profundidad en una pista y, tras rebotar, volver a volar 19.6 metros a 44.5 km/h mientras, al tiempo que abría un surco, arrancaba hierba, ramas y cortezas de los árboles de la ribera del Valira. Acabó impactando frontalmente contra la orilla. El cuerpo de G.B. chocó con un árbol tras salir despedido, y la otra fallecida, L.C.G. fue a parar al rió. D.R.M., A.C.G. y L.M.E. sufrieron heridas graves, mientras M.O. salía ileso.
Los Mossos concluyeron que el coche, con un peso superior de dos toneladas y cuya palanca de cambios apareció en la posicion de quinta marcha, entró en la curva entre 112 y 124 km/h, cuando una señal limitaban la velocidad a 60 km/h y su "limite crítico" o máximo para mantener la estabilidad se sitúa en 85 km/h.
El informe policial concluye que "la velocidad inadecuada y excesiva" fue la "causa principal" de que el vehículo no pudiera "trazar la curva sin salirse" de la calzada.