Muchos investigadores de accidentes de tráfico en contra de estas aplicaciones informáticas, pregonan la facilidad de la manipulación de los datos en un software de reconstrucción que sobre todo aporta resultados visuales y ponen como ejemplo; que cuando miras una tarta, tus ojos mandan un mensaje al cerebro, este envía señales al resto de tu cuerpo, tu boca empieza a producir saliva y te entran ganas de comer, aún sin que tengas hambre, resultado, tu cuerpo fue sorprendido por una imagen visual. Lo mismo sucede con las imágenes del programa de reconstrucción, ves el desarrollo del suceso, procesas el evento en tu cerebro y fijas una opinión basada en una óptica visual poco razonada.
Dicen algunos diseñadores, que la ropa con rayas te hace crecer o te hace engordar, ¿Cuál prefieres?, otros dicen que el color de la ropa determina tu estado de ánimo ¿Cómo te encuentras?, otros más dicen que tu actitud se refleja ante el grado de riesgo que asumes ¿Cómo te comportas?, otros mencionan que estando con unas copas manejan mejor ¿Cómo conduces?, alguien por ahí dice que los caminos con pendientes pronunciadas son tortuosos para los vehículos, ¿te parece?. En fin, la vida se encuentra plagada de opiniones diversas que tendrían que ser atendidas en su ámbito correspondiente. Entendamos entonces, en nuestro ámbito de estudio, el accidente de tráfico bajo el enfoque de las aplicaciones informáticas:
Los elementos esenciales de un programa informático son dos: un elemento de entrada y un elemento de salida. En otras palabras, introduce datos y obtienes resultados visuales incluidas gráficas. A personas no inmiscuidas directamente en la investigación del accidente les interesa primordialmente los elementos de salida o sea los resultados visuales, fin último también del reconstructor del accidente, mismo que viene a ser una especie de enlace entre el investigador y el que solicita el estudio especializado de causalidad. Pero al investigador del accidente le importa en definitiva el primero de los elementos o lo que es lo mismo, la calidad y cantidad de los datos que solicita el programa para llevar cabo su cometido.
Los programas de reconstrucción virtual son una herramienta incuestionable de apoyo de la investigación del accidente, pero no su sustituto, esto debe estar claro. Sirven como lenguaje visual que trasmite información procesada, implicando a la vez involuntariamente una coparticipación de los observadores, situación de gran riesgo ya que el proceso intelectual de la imagen en personas con diferencias académicas o de especialización, da una significación diferente.
La investigación del accidente parte de un análisis retrospectivo, inicia con una gran cantidad de inferencias, que se depuran en la medida de que los datos y su manejo sea impecable, y aún, introduciendo las innumerables complejidades del fenómeno, estamos al tanto de que nos acercamos a la verdad del suceso, pero sabemos también que, la coherencia de nuestros resultados estuvo en determinado momento controlada, sujeta a un criterio personal que puede contener defectos. Y esto señores, es el talón de Aquiles de los software de reconstrucción, la imagen visual reconstruida esconde por su natural espontaneidad elementos que validan su aplicación.
Dos son los senderos que deben seguir los investigadores del accidente de tráfico cuando decide la aplicación de estos modernos y novedosos programas informáticos.
La investigación desde el punto de vista de la ciencia, que sigue pasó a paso la evolución del accidente.
En el plano teórico consistente en exponer visualmente dicha evolución.
Del primero, la simple observación del desarrollo del accidente en una imagen reconstruida en base a datos, pude en determinado momento ser impactante, sorprendente, inmiscuyendo al observador dentro del mismo hecho y llevándolo a pasar de un simple espectador a experimentar la vivencia del suceso, introduciéndolo a un espacio virtual que permite las posibilidades visuales que se quieran. Pero esto no es suficiente para iniciar un proceso de investigación científica, ya que nos limitamos a contemplar con admiración el ánimo del programador informático, quien expresa de manera visual su opinión y esto no da paso a la ciencia, lo único que nos aporta es una especie de poesía visual buena o mala pero al fin poesía.
El investigador del accidente, debe aplicar la ciencia, siendo necesario no permanecer inmóvil ante el asombro de la imagen reconstruida; hay que pasar del estado de contemplación a la acción y la acción es sondear el asombro, analizando sus elementos, recomponiendo con otros hechos, reconstruyéndolo en circunstancias semejantes o distintas. Los investigadores llaman a esto técnica y aquí el segundo sendero, que nos lleva a los medios de cómo se realiza la investigación, independientemente de que se lleve a cabo con instrumentos empíricos, conceptuales o herramientas informáticas. El investigador, con el apoyo de la ciencia eliminaría el deslumbramiento de la imagen visual impactante y superficial por un asombro contrario, es decir y para explicarme mejor, haciendo comprender rotundamente de que los hechos estudiados asombrarían si se hubieran dado de otra manera.
¿Como medir lo inmedible?, la inconstancia del coeficiente de adherencia, los tiempos de reacción de las personas, las diferencias marcadas de los coeficientes de rigidez estructural entre uno y otro vehículo, la suposición de un modelo dinámico de partícula, la suposición también de invariabilidad de la masa vehicular tras la colisión, etc. Datos de gran relevancia en la investigación del accidente y tan ambiguos que pueden ser defendidos unos u otros a rajatabla dependiendo de la habilidad de quien los ocupe. Lo grave en la reconstrucción, es que pueden ser manipulados artificiosamente intentando ?cuadrarlos? al resultado esperado, perdiéndose en este afán ?ajustador? datos de calidad recabados durante la investigación.
No todo esta perdido, el investigador no debe juzgar ?a priori? la virtud del software informático, porque se estaría negando la eficacia de la información visual, que se justifica por sí misma y que se revela capaz de éxitos insospechados. La tarea de un buen investigador es de mejorar, y aún cuando exista esta ?crisis de las huellas e indicios?, del cuestionamiento nace la fortaleza, y sirve como catapulta para cualificar el resultado del mejor programador o usuario del software de reconstrucción.
El investigador debidamente capacitado en el manejo del programa de reconstrucción es capaz de detectar a tiempo maniobras oscuras o ambiguas que se fundamentan en ilusiones ópticas que encuadran un desarrollo real en imágenes virtuales fáciles de asimilar, pero difíciles de comprobar en la realidad concreta.
Actualmente los investigadores de los accidentes de tráfico se encuentran dispersos en la ladera de una enorme montaña que tiene como cúspide un número escaso de software de reconstrucción y solo unos cuantos los ocupan con relativa cotidianidad. Pero esto no durara mucho tiempo y en la medida que estos se abaraten, se diversifiquen y se popularicen, caerán cuesta abajo arrasando con los investigadores en una especie de bola caótica agrupándolos, de donde surgirán nuevos investigadores que no cuestionaran la eficacia de los software, sino que tendrán la capacidad de razonar el modelo físico que lo soporta y tendrán la facilidad para interpretar resultados, datos y graficas, llegando incluso no sólo a la interpretación mencionada, sino a la modificación beneficiosa de dichos programas.
Finalmente recordemos que el investigador que fundamenta su opinión en la ciencia, va construyendo técnicas (informáticas en este caso) y no va enunciando verdades absolutas tajantes como el decir simplemente, no funciona el software de reconstrucción, y recordemos también que una imagen y la realidad que pretende representar puede ser tan arbitraría o benevolente como se desee, por lo que, los beneficios de un programa informático no recaen necesariamente en su calidad como tal, sino en los conocimientos físico, matemáticos, criminalísticos y éticos del propio investigador.